James Rodríguez: “El 10 se pone en el campo, no en la camiseta”


 Además de crear juego en el medio campo, James ha mostrado su faceta goleadora.
 El colombiano ha creado un vínculo con Cristiano Ronaldo, la estrella del equipo.
 Con el club blanco, el colombiano conquistó el Mundial de clubes.


 James fue invitado a una cena real a la que asistió también el presidente de Colombia Juan Manuel Santos.
Con Colombia, James espera demostrar en la Copa América que lo hecho en el Mundial de Brasil no fue casualidad.











Mientras James brilla en el fútbol, su esposa es una de las mejoras jugadores de volleyball de España.













Lo primero que hizo la madre de James Rodríguez (Cúcuta, Colombia, 1991) al parirlo fue preguntar si había nacido con todas las extremidades. 23 años después un fisio se las levanta, las deja caer, y se las machaca para que la estrella del Madrid se ponga a punto. Es domingo por la mañana y James dormita boca abajo.
—¿De niño tenía pesadillas?
—No recuerdo ninguna.
Su madre guarda un gol favorito, y no es el más famoso de todos, el del Mundial de Brasil, sino uno que marcó en 2010 con Banfield ante Lanús. James se deshizo de un rival, la pisó y taconeó para un compañero, entró en el área como un bisonte y de nuevo con el balón encaró al portero sin ángulo. Lo tiró llevándose la pierna atrás como si fuese un taco de billar y la levantó suave al poste. Ni a izquierda ni a derecha: James Rodríguez apuntó a la cabeza del portero y le obligó a agacharse. La madre de James, Pilar Rubio, se preguntó entonces si su hijo no habría nacido con alguna extremidad de más.
Hoy sus piernas son lecciones en la Academia Tolimense en la que creció en Ibagué. En James, su vida (Aguilar, 2014) escrita por Nelson Fredy Padilla Castro, el autor cuenta cómo a cada rato los técnicos gritan a los niños: “Párela como James", “acuérdese cómo levanta la cabeza James”, “péguele tres dedos como James”. Y un técnico dice: “Aquí comió tierra James. Era muy bueno, de toma y dame, pero había que joderlo para que diera el máximo”. En Banfield, cuando se encontró con que lo bajaban al filial y hasta le sentaban en cuarta, un técnico le dijo que era “petiso y retacón”, o sea bajito y culón, y James lloraba por las noches diciendo al teléfono que se volvía. “Si se da por vencido lo pierde todo”, le respondía Juan Carlos Restrepo, su padrastro. Hoy su prodigiosa zurda está grabada en una especie de paseo de la fama de Banfield.
Valdebebas a esta hora, víspera del viaje a Turín, es un balneario. Modric pedalea en una bicicleta estática a los pies de la piscina vigilado por dos médicos. Chicharito se va con una fotografía enmarcada, la de él arrodillado celebrando su gol al Atlético. Ramos, toalla a la cintura, lo ve pasar y recuerda que quiere algo así: una foto de Alejandro Ruesga del cabezazo de Lisboa.